El centro histórico de Teruel es un lugar perfecto para pasear en compañía de los más pequeños, incluso de recién nacidos. Tanto es así que incluso sus mapas turísticos tienen señalizados establecimientos donde disponen de salas de lactancia. Además, todo el suelo es liso, ideal para empujar los carritos. Las calles están impolutas, y el tráfico de coches es casi testimonial por todo el centro amurallado, al estar reservado únicamente para residentes. El paseo propuesto es ideal para disfrutan las maravillas arquitectónicas de la zona, herencia de su pasado mudéjar. También se puede disfrutar de las vistas panorámicas desde el viaducto viejo, saborear la variada oferta de tapas de los bares ubicados alrededor de la Plaza del torico, o un buen chocolate calentito en las tardes de invierno, y descansar en el parque con columpios existente entre la impresionante escalinata neomudéjar (que se puede descender también en ascensor) y la estación de tren. La ciudad también dedica un mausoleo y una Plaza a los amantes de Teruel, lo cual es una excusa ineludible para amenizar el paseo de nuestros niños contándoles una adaptación de la tan trágica como famosa historia de amor de los dos habitantes más famosos de la ciudad.